Transistor, el nuevo juego de Supergiant Games, según lo especificado en su página web y por lo que podemos ver en el trailer presentado hace un par de días, seguirá el camino del action RPG marcado por su anterior creación, el amado-por-cualquiera-que-lo-haya-jugado-diez-minutos Bastion. Con una ambientación futurista (aunque manteniendo el colorismo en su diseño de arte), diferentes poderes, distintos caminos, nueva línea narrativa, mejoras y a saber qué millones de sorpresas, pero esencialmente similar en su base. Y esto es insólito.
Estamos acostumbrados a que las grandes compañías anuncien Assassin’s Creed IV (y sin embargo, bueno, no, con embargo), y ya estamos esperando la salida del próximo Gears of War (no anunciar que será la última entrega indica, bien interiorizado lo tenemos, que en los planes está hacer otra más) cuando apenas si podemos rozar Judgement; como estamos acostumbrados a que los desarrolladores indie lo apuesten todo por una idea loca, a que se jueguen sus ahorros a una carta y, si les sale bien y se hacen muchimillonarios, barajen y cojan otra. De alguna manera, Supergiant Games ha barajado, cortado y escogido la misma carta que había devuelto al mazo, pero la sensación que genera no es la de una imperiosa necesidad de augurar el apocalipsis de lo indie. De alguna manera, por vez primera, se siente bien.