«Malicious» – Crítica

Malicious
Alvion
PlayStation 3

Sin duda alguna, si tuviera que confeccionar una lista con mis videojuegos favoritos, Final Fight estaría muy arriba en el ranking. Es uno de esos juegos que jamás me podrán aburrir, y créanme si les digo que lo revisito unas cuantas veces todos los años y me enamora cada vez que regreso a él. Este cariño infinito que le profeso a la recreativa de Capcom se debe a que creo que es el beat’em-up (o brawler, como prefieran) más perfecto que existe, un género que me chifla en sus múltiples variantes, transformaciones e hibridaciones y que me lleva a intentar ponerle las manos encima a aquellos títulos actuales que me prometen poder experimentar sensaciones similares a la de asestarle rápidos golpes en el mentón a navajeros, punkis y holgazanes de Metro City.

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«AMY» – Crítica

AMY
VectorCell
PC, PS3 (version comentada), Xbox360

¿Cuáles son las características que hacen bueno a un juego? ¿Una mecánica bien trabajada? ¿Una idea original? ¿Una historia atractiva? ¿Un intuitivo control de personajes? ¿El gustito de unas tortas bien metidas? ¿O es eso tan ambiguo de la atmósfera…? Pues no lo tengo muy claro. Cada videojuego es un mundo y las razones que nos llevan a adorarlo o a rechazarlo pueden ser múltiples y contradictorias. Es posible que el título que usted haya experimentado como una patada en la entrepierna sea el favorito de su vecino, y es difícil saber quién de los dos tiene más razón que el otro porque, aunque existen más elementos a tener en cuenta, en esto de decidir qué es bueno y qué es malo tienen un peso muy importante las filias y las fobias personales de cada uno.

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«Call of Duty 4: Modern Warfare» – Revisión

Call Of Duty 4: Modern Warfare

Infinity Ward/ Activision

Playstation 3, Xbox 360, Wii, Mac, Windows

2007

Uno de los momentos más recordados del primer Modern Warfare ocurre más o menos a mitad de la campaña principal cuando nuestro avatar abre los ojos completamente grogui dentro de un Black Hawk derribado después de una explosión termonuclear. La imagen en pantalla se enfoca y desenfoca sola y, al contrario de lo que ha ocurrido durante el resto del juego, nadie nos acompaña gritándonos al oído qué debemos hacer. Son momentos de gran confusión que aumentan cuando nos damos cuenta de que ninguno de los controles, que a esas alturas ya teníamos bien dominados, responde como debería hacerlo: si empujamos el stick analógico a fondo el personaje gime y repta con dificultad por el suelo en lugar de salir corriendo mientras que el resto de botones del pad, sencillamente, no funcionan. Así las cosas, lo único que se nos permite controlar es el stick derecho para mirar alrededor y el izquierdo para arrastrarnos hasta el exterior donde durante unos instantes tendremos asientos de primera fila para contemplar las consecuencias de la detonación: una tormenta de fuego y destrucción con un hongo nuclear presidiendo la apocalíptica postal que, sin embargo, solo dura el tiempo que tardamos en dar un par de pasos más, pues después el juego funde a blanco indicándonos que nuestro personaje ha muerto en medio de los cascotes y del viento radiactivo. Durante todo este tiempo nuestras posibilidades de interacción han sido muy limitadas y sin embargo su efecto dramático y la contundencia de su narrativa son impecables. Continuar leyendo ««Call of Duty 4: Modern Warfare» – Revisión»