«Rogue Legacy» – Por la gloria de mi madre

Rogue Legacy
Cellar Door Games
PC, PlayStation 3, PlayStation 4, PlayStation Vita
2013

¿Hay un tiempo limitado, una cantidad de veces máxima a la que alguien puede jugar al Metroid o al Castlevania, al Ghosts’n Goblins? Puede que para algunos sí, pero gracias a Dios ahí están los indies de hoy para los demás, con esos estudios que nos siguen proveyendo de títulos intercambiables con aquellos, a los que lo único que les diferencia de sus precursores son unos sprites limados (que no puestos al día), un diseño de personajes diferente (que no actualizado) y ese halo de nostalgia que ya no sabemos si se nos produce de manera sincera por rememorar tiempos pretéritos o por una idea del pasado que, en verdad, nunca vivimos así… pero donde ese magnífico acto de repetición constante de los mismos comandos nos dejan ejercitar esa memoria muscular, casi primitiva, del gamer y, también, vivir un poco de purificación mental vía primero un ataque cuerpo a cuerpo más segundo ataque de hechizo. La plenitud de la repetición.

Elemental, peliagudo, fluido. La personalidad del juego radica en una condición novedosa de su mecánica: saber que no estás jugando con un personaje que muere múltiples veces, sino con todo un linaje. De repente no estás tú solo contra el mundo, sino que eres una pieza más de este complicado engranaje llamado sociedad y como está ambientado en el medievo inventado lo morirás con el honor de haber procurado servir a tu dinastía. Aunque si observas a esas cadenas de hijos e hijos de aquellos que mandaste a batalla primero verás que de entre sus (posibles, elegibles de entre tres opciones) descendientes y progenitores lo que abundan son enanas barbudas, assassins de perspectiva invertida, paladines con problemas de aerofagia (ey, ¿cuándo fue la última vez que pensaste que la calvicie podía ser un rasgo genético no tan malo?) y otro tipo de tarados, todos ellos mezclando sus cromosomas y gastando el parné para darle algún tipo de sentimiento de prosperidad de la casa y que, como en nuestras vidas, nos recuerda al cabo de unas pocas partidas que la lotería de la herencia puede facilitarnos o dificultarnos enormemente las cosas. La diferencia que hay entre durar media hora y apilar un buen montón de dinero o condenarnos a la infamia y la ignominia de una partida de tres minutos. La diferencia entre nacer siendo hijo de currelas y soñar con conseguir esas prácticas en 13TV o tener ocho años y que, para bien o para mal, te hayan plantado ya una estatua, aunque tenga que ser en el Museo de Cera de Madrid. Aunque los logros y el prestigio entre testamentos en esto último no sea tan fácil de clarificar.

Total, el juego se llama Rogue Legacy y da lo que promete, no false advertising aquí. Ante ti un jueguito metroidvaniero quematiempos que ha cuidado los modos de combate, de rejugabilidad lo suficientemente depurada (tal vez mejorable en cuanto a armas y precisión del control), y progresiva dificultad, que es lo que envicia. Y que a veces lo único que necesitamos es repetición, esa repetición de lo mismo que nazca no ya de los primeros sesenta minutos de partida del juego, como nos contaba el otro día Israel, sino de los primeros sesenta minutos de partida de este subgénero en general y en abstracto. Cellar Door Games se planta una digna medalla tras el menor Don’t Shit Your Pants (puede que la comedia no sea el punto fuerte de este estudio) y a nosotros nos dejan un juego que merece amor, y que si tú no estás en ese plan tampoco pasa nada. Aquí estaremos unos cuantos, postponiendo ad eternum empezar ese Destiny o ese Shadow of Mordor, engañándonos cada vez menos a nosotros mismos y perdiendo nuestros buenos ratos en monodosis de grindeo de saldo. Tan vacío, tan sano.

Un comentario en “«Rogue Legacy» – Por la gloria de mi madre”

  1. Me encanta el aspecto de este juego y adoro los plataformas.

    Por desgracia soy odiador oficial de toda esta estúpida tendencia rogue-shit, permadeath, RND, jarcor, que ahora infecta todo juego indie… que le vamos a hacer.

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