«Puppeteer» – Cuéntame un plataformas

ThePuppeteer_Pack_EN

Puppeteer
2013
SCE Japan Studio
PS3

Una de las tareas más ingratas a la hora de reseñar videojuegos (aunque luego hace muy agradecido leer los análisis que escriben los demás) es encontrar cada poco nuevas maneras de decir “otra vez más de lo mismo”. Vaya por delante que “más de lo mismo” no significa mustio o formulario, no puede serlo mientras haya tantas series que no se agotan en una entrega ni en diez. También es verdad que por cada una de las que sabe envejecer hay lo menos tres que se tienen que quedar un tiempo en barbecho de tanto ir el cántaro a la fuente, y eso las que no dan vuelta y vuelta a sus viejos logros con la esperanza de que no se note el sabor a tieso mientras el plato se mantenga caliente. Pero al menos en el mundo de los videojuegos, donde un título seguido por un número romano con muchos palos es en principio señal de calidad y no de refrito, “más de lo mismo” a menudo quiere decir “mejor de lo mismo” Mejores gráficos, mejor control, la versión corregida de una experiencia que ya habías disfrutado antes. El más de lo mismo encima nos mantiene felices a todos: desarrolladoras y jugadores porque es una manera de asegurar inversiones carísimas, a los periodistas más todavía porque la mitad de la reseña la tenemos hecha ya. Casi todos parecemos contentos con una industria de tres sabores, empeñada en hacerse reconocible a cada paso para no pillar a nadie por sorpresa jamás. Mejorando literalmente lo presente juego a juego, generación tras generación.

Puppeteer es un juego de plataformas que hace como si fuera el primer juego de plataformas. Luego coge ideas de todo el que pasa, desde Mario y Sonic a Little big Planet, pero esto viene después: su punto de partida es imaginar unos años ochenta donde no hubo fontaneros saltarines y por tanto la sintaxis del género nunca llegó a formularse como la conocemos. En Puppeteer no se corre hacia la derecha, o no siempre, porque a veces se corre hacia arriba, o en diagonal, o directamente un nuevo escenario cae encima del protagonista y de pronto se encuentra en una persecución en platillo volante, o en caballo, o en una espiral sin fin. El mundo de Puppeteer, un teatrillo fijo que reacciona ante nuestras acciones y no al revés, no se ha enterado de que los niveles plataformeros son el sota caballo y rey de bosque-fuego-hielo-submarino-castillo, y como nadie se para a recordárselo introduce niveles en el Oeste, en un barco pirata, en una carretera tejana, en un México poblado de luchadores enmascarados. Donde le sale de las narices, vaya. Y lo mismo con las dinámicas de exploración, con las armas, con los coleccionables. Es fácil identificar las influencias en Puppeteer, pero también está claro que se incorporan todas a posteriori, cuando el juego ya está montado, o como soluciones rápidas a problemas en los que no quiere enredarse. En ese camino de yo me lo guiso yo me lo como comete también muchos fallos, pero al menos, como sus aciertos, son suyos y de nadie más. A veces permite mover al personaje cuando la tramoya no se ha puesto aún en marcha y lo único que se puede hacer es morir, pero incluso esas muertes son desconcertantes y extrañamente irónicas.

Puppeteer es un juego pensado para resultar accesible a cualquiera y a la vez complicar cualquier tipo de definición, aunque solo sea porque (este sí) tiene ganas de hacer las cosas a su manera. Y jugándolo se entiende cuál es el problema de ese más de lo mismo tan cómodo que nos tiene a todos contentos: afinadas hasta el extremo, las series veteranas con ristras de entregas a la espalda entrevieron su techo hace décadas y lo rozan al menos una vez cada pocos años. Su calidad se da tan por sentada que se ha convertido en costumbre, y crecen para parecerse más a sí mismos, o los unos a los otros, corriendo en el sitio cada vez más deprisa. Quizás el mayor mérito de Puppeteer es desentenderse de todo esto para perseguir otra cosa. Otra cosa desconcertante, áspera e imperfecta, con las aristas a la vista del primero que pase.

Otra cosa indudablemente mejor.