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Empezamos con un breve viaje en el tiempo: a principios de los 90 yo tenía una Super Nintendo y Carlos, mi hermano pequeño, una Mega Drive. Podéis imaginar las batallas dialécticas en torno a cuál era mejor / más potente / más bonita / tenía más colores. Chorradas que significaban un mundo en un universo, el de los videojuegos, que está construido en base a ilusiones. Como Super Nintendo ganaba de calle en cualquiera de los casos (excepto en el de Mejor Mascota y por el hecho de que la máquina de Sega contaba en su catálogo con el sensacional Mercs), no es de extrañar que Carlos buscase formas de hacer que la suya fuese más molona: en una ocasión me contó, muy serio, muy convencido, que había desbloqueado un Tiro de Fuego en World Cup Italia ’90, que incluso contaba con una espectacular animación estilo anime para mostrar los efectos de semejante zapatazo. Por supuesto era mentira y no coló, aunque por un momento la sombra de una duda flotase en el aire. Hoy día eso no habría llegado a suceder, por la sencilla razón de que, en caso de existir un Tiro de Fuego, habría un logro que te exhortaría a hacer algo con ellos, algo así como «Tumba al portero diez veces con el tiro de fuego». Y se sabría un mes antes de que el juego estuviese a la venta, con la lista de logros publicada en cualquier bloguito noticiero. Y la gente lo haría a las dos horas de tener el juego.
Es notable la forma en que hemos (los jugadores y la propia industria, convirtiéndolos en una obligación comercial) asumido los achievements como algo que forma parte del juego, aunque en realidad se trate de un elemento externo, un firme notario que da fe de lo que hemos o no hemos hecho dentro de un juego. Mi primer contacto con los logros llegó el mismo día en que Xbox 360 se puso a la venta en España, aquel ya lejano 2 de diciembre de 2005, con el que fue elegido como el juego que estrenaría dicha consola: el magnífico Call of Duty 2. Los logros estaban en pañales, y el juego apenas incluía trece de ellos, todos requiriendo, simple y llanamente, superar niveles en los distintos modos de dificultad. Nada de «Supera un nivel utilizando solo combate cuerpo a cuerpo», o «Salta diez metros con un quad», o peor aún, «Encuentra todos los maletines de inteligencia ocultos». Ni rastro de logros relacionados con el modo multijugador que implicasen no tener vida social. Huelga decir que fueron los primeros 1.000 puntos de mi gamertag, que a día de hoy acumula cerca de 33.000 puntos. Nada excepcional, pero una cifra normal para alguien que lleva casi siete años jugando (y completando juegos), sin obsesionarse con los achievements. La pestaña social de mi perfil no deja de recordarme que debería tener más de 100.000 puntos, pero no estoy por la labor.
Como todo lo demás en el medio, los logros han sufrido también una evolución, y el espectro se ha ampliado desde aquellos simples logros por completar niveles hasta los actos más rocambolescos que uno pueda imaginar, que conducen al jugador completista a largas sesiones de grinding y boosting, o incluso a dejar la consola encendida mientras su personaje de Saints Row da vueltas por la ciudad subido en el capó de un coche conducido por la IA, todo ello siguiendo los consejos de foros y comunidades que a veces bordean con lo esotérico. A un lado, simples humanos que juegan por placer, por pasarse un juego. Al otro, semidioses obsesionados con la puntuación que quieren ser el número uno del mundo de algo que realmente no tiene valor. A eso vamos: Stallion83 y smrnov son, hoy por hoy, los dos únicos jugadores del mundo empeñados de verdad en llegar en primer lugar al millón de puntos, como si no hubiese nada mejor que hacer. El propio Stallion83 celebraba con este vídeo la consecución de los 750.000 puntos:
Stallion83 siempre ha sido una celebridad dentro del mundo de los achievements. Es el primer jugador que llegó a la marca de los 100.000 puntos. Suyo es el actual Récord Guiness a la mayor puntuación, y por tanto es a día de hoy quien lleva la delantera en la competición con 786.174 puntos, frente a los 775.620 de smrnov. Imaginad lo que implica alcanzar esas puntuaciones, las horas y horas no ya frente a la consola, sino jugando con cualquier cosa que acepte un perfil de Xbox Live e incluya logros: juegos de Windows Phone o determinados juegos de Games for Windows. Después están las pequeñas trampas para sumar más allá del número de logros disponible por los juegos que se han lanzado: acumular los logros de un mismo juego en ediciones distintas, como por ejemplo Batman Arkham Asylum y el mismo juego en edición Game Of The Year (y sus correspondientes versiones para PC, que también suman logros por separado), recurrir a versiones alemanas que por cuestiones de censura a veces generan su propia lista de logros en el perfil del jugador (el caso del primer Saints Row es uno de ellos), o importar juegos bizarros de Japón que jamás llegan a pisar suelo occidental… e intentar apañárselas a través de los textos en japonés. El horror va más allá al comprobar sus listas de juegos, esos a los que van arañando 1.000 puntos tras días de esfuerzo, y ver que hay desde simuladores de pesca hasta la última aberración de Kinect, pasando por el Solitario de Windows. Nada queda sin ser saqueado, aunque a ambos aún les queden unos cuantos juegos por jugar (puedo afirmar que smrnov aún no ha tocado clásicos como Wet o Wolfenstein 3D).
Evitando suspicacias como que pueda haber más de una persona acumulando puntuación para esos gamertags, uno se pregunta de qué viven estos dos personajes, porque lo que es público y notorio es que todo su tiempo está dedicado a acumular puntuación en sus perfiles, y todos esos juegos cuestan una fortuna. Y hablo de acumular puntuación porque, a pesar de que hay varias entrevistas con ambos disponibles, hay una pregunta que me gustaría hacerles: ¿Disfrutan jugando? Para ellos dos parece ser una mera cuestión matemática, pero al final lo que queda, más allá de un número, es si el juego te ha gustado o no, y si lo has pasado bien mientras lo completabas. En cualquier caso han llamado la atención del mundo con su inútil gesta y ya no pueden detenerse: uno porque es el número uno y ya no podría ser otra cosa, y el otro porque está demasiado cerca de alcanzar al otro como para rendirse. Stallion83 estima que llegará al tan ansiado millón de puntos antes de que este año llegue a su fin. ¿Lo conseguirá? ¿Le alcanzará smrnov? ¿Se embarcará uno de ellos en un baño de sangre imbuido por el exceso de taurina? No puede negarse que esté absurdo enfrentamiento se está convirtiendo en lo más interesante de esta generación moribunda.