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Uncharted 3 – La traición de Drake
Naughty Dog
Playstation 3
Poco puede ser dicho sobre Uncharted 3 que, en primer lugar, no sea predecible a estas alturas, ya que como veremos, la última entrega de la ppopular saga de Naughty Dog es canónica y fiel a sí misma hasta un punto que roza el temor reverencial. Y en segundo lugar, nada que no haya dicho estupendamente la popular y polémica crítica de Eurogamer que despertó la furia de los sonyboys, y cuya opinión al respecto resumimos hace un par de semanas en Mondo Píxel PG: esencialmente, Eurogamer afirmaba que Uncharted 3 era un juego desalmado, pero perfecto. Desalmado, quizás, en esa perfección. Lo suscribimos, pero hemos intentado buscarle el qué a la duda.
El primer contacto del que suscribe con el mundo de la aventura moderna (posmoderna, dirían algunos; no me voy a pelear por un apelativo tan lleno de matices, así que posmoderna se queda) fue con Indiana Jones y el Templo Maldito. Hoy, por pose y por moderneo, mi momento favorito de la película, la única que sigo revisando de la saga indiánica con placer y sin rubor, es el Anything Goes de Cole Porter en boca de Kate Capshaw, la mejor declaración de principios posible: a partir de este momento, «todo vale». Pero cuando era un crío, mi momento favorito, obviamente, era la extirpación en vivo del corazón de un desgraciado en nombre de Kali Ma. Yo entonces no lo sabía, como no sabía por qué me resultaba tan inquietante y atractivo que Indiana perdiera el oremus un rato largo y atacara a Tapón, pero más adelante descubrí que la corrupción de las leyes de la aventura clásica que proponía esa película casi de continuo, más sutilmente con lo que me gusta ahora, más chanantemente con lo que me gustaba entonces: sin por ello dejar de ser una trepidante y perfecta película de género, el corazón palpitante coquetea con el horror puro, muestra a los ojos infantiles del espectador una sonrisa maliciosa y un mensaje esencial: «y cuando decimos que todo vale… queremos decir TODO«. Desde entonces, veo como una de las reglas imprescindibles del género de aventuras la necesidad de sorpresa constante hasta el punto de traicionar las leyes de la lógica y el sentido común.
Los videojuegos, por supuesto, siempre van mucho más allá y con mucha más despreocupación. Solo hay que coger una de las sagas aventureras clásicas, Tomb Raider, centrada en la exploración y en la aventura más o menos clásica (desde un punto de vista fílmico y desde un punto de vista interactivo) y ver con qué nos sorprende con apenas unas horas de juego: un T-Rex. Tomb Raider ha coqueteado desde siempre con los elementos fantásticos, pero el tiranosaurio es un total disruptor de las leyes del género (sobre todo teniendo en cuenta que hay que vencerlo a tiro limpio) y hace que se tambaleen las presuposiciones del jugador. Por eso, Tomb Raider sigue siendo recordado como una experiencia aventurera de primer orden dentro de los videojuegos. Por su desvergüenza.
Uncharted 3 carece de esa desvergüenza.
Seré completamente claro: la última aventura de Nathan Drake es, desde un punto de vista técnico, soberbia. Incluso diría que desde un punto de vista narrativo es una auténtica lección de cómo contar secuencias de acción en los videojuegos: más que nunca, puzzles, acción y plataformas están engarzados de un modo equilibrado, en el que se nota el peso de la experiencia de unos Naughty Dog que le tienen perfectamente cogido el ritmo a su criatura. Sin embargo, a pesar de todos los traqueteos, los viajes, los disparates que los creadores de Uncharted se permiten hacer con Drake, nunca hay espacio para la sorpresa real, para el auténtico baqueteo que pone bocabajo al héroe. Así, el jugador se ve continuamente en la disyuntiva de estar disfrutando con un espectáculo de primer orden… completamente teledirigido. Las persecuciones por las ciudades, por ejemplo, son especialmente significativas: trepidantes, enloquecidas, coreografiadas con un humor y una originalidad sin rival… pero completamente sobre raíles, hasta el punto de que incluso cuando no hay quick-time events, el jugador parece estar en uno, ya que no hay camino del que salirse (y ay si se intenta), no hay opciones que sopesar, todo se trata de pulsar X cuando Nathan llega el borde de la cornisa. No hay ni un solo momento de duda para el jugador, al que se ofrece las soluciones de los puzzles cuando estos se le comienzan a atragantar, y que tiene siempre un Pepito Grillo soplándole los sitios donde explorar y los caminos que tomar. Por supuesto, el hecho de que en Uncharted 3 sea casi imposible morir o quedar atascado en un nivel más de un rato no es un problema de Naughty Dog, sino el estado general de las cosas, pero lo cierto es que en Uncharted resulta especialmente representativo: pocas veces un juego de acción y aventura ha sido más asequible.
Y aún así, no me canso de repetirlo porque quiero que quede bien claro: Uncharted 3 es un señor juegazo. En Mondo Píxel no ponemos nota, pero la de Uncharted 3 no bajaría de un notable altísimo debido a su impresionante capacidad para emocionar aún con la autoimposición de mostrar un trayecto sin la más mínima sorpresa. Por ejemplo, se advierte una intención de Naughty Dog de alejar a Nathan de la simple imagen del cazatesoros jovial y darle una dimensión algo más siniestra: a nivel de historia se consigue, en el que es quizás el guión con personajes más ricos y las situaciones con más claroscuros de la serie, pero la mecánica no acompaña a ese convencimiento de que la personalidad sin fisuras del héroe tiene un límite. Pero claro… el jugador se enfrenta a set-pieces de una calidad interactiva incontestable, como la del enfrentamiento contrarreloj contra una estructura que se hunde, y se le perdonan todos los problemas teóricos que se puedan poner sobre la mesa. Porque al final, Uncharted 3 desborda el mismo carisma de siempre: de acuerdo, podemos poner exponer una serie de elementos que fallan (que no es que fallen, es que no inventan nada nuevo) en su mecánica, pero un par de frases oportunas de Nathan, una soberbia secuencia basada en experiencias alucinógenas y unas cuantos niveles de acción que, literalmente, quitan el aliento y ponen en solfa muchas de las lecciones que creíamos inamovibles sobre diseño de niveles e interacción con el decorado, y ni el crítico más áspero puede resistirse a sus encantos. Y eso también es la aventura, oigan: enfrentarse a las adversidades con la mejor sonrisa y sacando provecho de los ítems de inventario que se tiene al alcance. Por ejemplo, en un nivel, Drake se ve en un tiroteo en un avión cuyo interior se bambolea sin parar, con lo que las cajas y la gravedad cambian continuamente de sitio: a cada segundo, las coberturas mutan y hay que elaborar nuevas estrategias. No es original, no es especialmente desafiante, pero es divertido, encantador, memorable e impactante.
Y que me aspen si lo que más nos gusta de las películas de Indiana Jones no es precisamente eso.
A mí de los tres, los momentos mas arcade (los tiroteos vaya) me resultan mucho más elaborados que en entregas anteriores por las ya mencionadas coberturas que se mueven o los meneos de un barco, y los tipos diferentes de enemigos. Pero sigo pensando que es un juego que se disfruta mucho mas como espectador que como jugador. De hecho es lo que yo hago, ver como juegan a el. Y me lo paso teta.
Un videojuego programado para ser completado.
Precisamente por el aspecto que criticas este juego tiene personalidad.
¿Qué es no tener personalidad? Hacer un sandbox sin sentido alguno sólo porque es la moda. Nunca dejaré de maldecir a GTA por lo que ha hecho. Entre sus logros, convertir en demérito el simple hecho de tener una linea argumental clara y definida.
Uncharted 3, como su predecesor, es un soplo de aire fresco entre los muchos nueveconcincos y dieces sin sentido alguno que tenemos que soportar últimamente.
¿Qué sólo dura 10 horas? Quizá el guión no necesite más. Ahí tienes los modos cooperativos si lo quieres estirar (hubiese estado bien mencionarlos en esta crítica, por cierto).
¿Qué no es difícil? Juega online y te abrirán el ojal.
Y sobre lo de Eurogamer, supongo que está de moda vapulear a Sony o algo. Aun no he visto que haya cojones de decir lo que es público y notorio: que la versión de PC de Skyrim es un port de XboX y los gráficos son de hace 4 años. El periodista que diga esto en una review se ganará mi respeto.
El primer Uncharted me encantó porque me encontré con una dosis grande e inesperada de tiroteos, plataformeo, acción y diversión. Pero sobre todo me gustó porque tenía la sensación de que yo dirigía mi avatar y le hacía avanzar en la aventura que me estaba tocando vivir.
La segunda parte me decepcionó porque me guiaba demasiado, nunca tuve la sensación de avanzar sino de que constantemente me llevaban, de que fase tras fase me montaban en un tren interminable que me transportaba a rastras hasta el final del nivel sin poder parar aunque quisiera… De una forma tan exagerada, que me terminé el juego con una sensación de «bueno, psé… Bien, ¿no?» brutal que se diluyó a los pocos minutos cuando cayó sobre mí la sensación de que no había protagonizado, sino que me habían contado una película que ya había visto.
Ahí tengo el Uncharted 3, recién llegadito a casa, aún precintado. Por la sensación chunga que me provocó el 2, me da un perezón terrible empezar la tercera parte. Pero vamos, que lo jugaré. Dudaba si hacerlo o no, pero lo jugaré para ver qué tal es. Tones y esta estupenda crítica tienen la culpa.
A mí esta crítica me ha empujado a jugar al 3. El 2 me gustó/no me gustó por lo mismo, era videojuego palomitero, espectacular, rigidísimo y con un chiste implícito que desvelaba los problemas inherentes al videojuego. Cada escena en la que Drake decía «no, no le mates, que soy un héroe duro-pero-bueno de las películas» y yo pensaba «pero desgraciao, si acabas de llenar de plomo a gente como para despoblar SORIA». Como espectáculo puro, además, me atrae más su propuesta que la de los belicismos anuales.
Y, LuMartin, lo de Skyrim y los gráficos de hace cuatro años no es nuevo. Oblivion ya era un port (y mucho más doloroso, que veníamos de Morrowind). El 90% de los multis en PC son ports. Y los gráficos de hace cuatro años me dan igual. Me dan absolutamente igual. Tengo fe en la comunidad modder. Póngase Oblivion o Morrowind en sus versiones vanilla, sin mods gráficos y vea lo que hemos avanzado. Ídem para lo jugable: Oblivion cuando salió era un pestiño infumable, y a partir del OOO se convirtió en gloria pecera.
LuMartin, estamos de acuerdo en lo esencial; a mí los sandbox me aburren, y no tengo problema con los juegos lineales (es más, los prefiero), pero me cabrea que se noten tanto las costuras. Hay mil formas de disimular esas costuras, y Uncharted 3 a veces lo hace mejor y a veces lo hace peor.
A mí que dure diez horas me parece más que suficiente (muchas me parecen, de hecho) y el multijugador no lo he mencionado por lo mismo que no menciono el doblaje o la carátula: son elementos completamente superfluos.
Finalmente, no sé donde ves un vapuleo a Sony en la crítica de Eurogamer. Es una crítica poco proclive a perdonar errores que otros pasaríamos por alto, pero le casca un 8 al juego, que es la misma nota que le daría yo, más o menos. Llamar «vapuleo» a eso es tener mucha maldad o poca comprensión lectora: lo explicamos mejor, en cualquier caso, en la columna de Mondo Píxel PG que enlazo en el texto.
Gracias por contestarme Javi y John. Siempre he tenido un poco de complejo en plan «attention whore», por eso le he dado un poco de caña a Skyrim, que es un juego genial, pero que está cogiendo un aura de intocable que me preocupa un poco.
Quizá mi comentario ha sonado un poco duro, pero te aseguro que sé leer (también en inglés) y me esfuerzo cada día por no ser malvado.
Lo del vapuleo es una conjetura, pero no creo que sea descabellado pensar que hay cierta intencionalidad en la crítica de Eurogamer, aunque esto es indemostrable. Sin embargo, es fácil observar que existe un doble rasero en el tema de las puntuaciones. Quizá Eurogamer quiera redefinir esto, como ya intentara Edge en su día, pero todos sabemos lo que significa un 8 hoy en día: significa poner este juego a la misma altura de muchos otros que sí son mediocres. Uncharted 3, sencillamente, no lo es. Y si 8 significa notable alto, en Eurogamer deberían replantearse un conjunto bastante amplio de 9’s. La crítica en la Eurogamer española, en este sentido, es mucho más acertada.
Me parece bien hablar de los errores de un juego sin tapujos, de eso trata una crítica. De hecho la que tú haces aquí me parece muy buena. Soy fan de vuestro blog y me parece muy acertado que no pongáis notas. A ver si os convertís en un ejemplo y más gente lee las críticas.
Sin duda Uncharted 3 es el mejor juego del 2011…
Un senor análisis, como siempre.