Aliens: Infestation
Wayforward
Nintendo DS
2011
Para la mayoría de jugadores, quienes compramos títulos basados en superhéroes, películas o franquicias televisivas tenemos fama de ser poco menos que gente a la que le gusta comer de la basura. Sin embargo, para el resto de raza humana (abuelas y personas que compran regalos de cumpleaños en particular), es impensable imaginar que un juego basado en Batman, Hora de aventuras o Alien pueda ser un producto descuidado. ¿Cómo puede ser vocacionalmente mediocre algo que se aúpe en la mitología de una serie que da a los desarrolladores la mitad del trabajo hecho? ¿No debería ser fácil enhebrar los hallazgos ya despachados en el medio de origen con mecánicas más o menos coherentes, aunque también hayan sido robadas de aquí y allá?
Madres del mundo, padrinos de Comunión: sabed que al menos Wayforward hace que los proyectos pequeños que deberían molar molen. Superhéroes, remakes de clásicos, licencias cinematográficas ¿Se dice fácil? A veces parece que no lo consiga nadie más, pero creo que todos sospechamos que eso es porque apenas se intenta.
Infestation funciona principalmente porque aplica el sentido común con una sencillez abrumadora. ¿Que con los años la serie Alien ha explotado su monstruo hasta reproducirlo en familias de todo tamaño y condición? Pues que salgan todas y cada una de las encarnaciones. ¿Que las películas a menudo basculan entre la atmósfera inquietante y el picadillo más explícito? Pues que no falte de lo uno ni de lo otro: los personajes atraviesan a menudo larguísimos pasillos paralelos a osarios de los que no llegan a ser conscientes, se esmeran en abrir puertas tras las que el jugador puede ver higadillo de colono chorreando de las paredes. Y cuando llega el jaleo no hay enemigo pequeño (aunque los grandes son enormes) y todo lo que tiene capacidad para hacernos frente tiene también opción de aplastarnos, reventarnos o devorarnos a dentelladas. Infestation se las pinta solo para casar los contrastes que dan sabor a la serie en una verbena sangrienta que se encarrila en las mecánicas habituales de un metroidvania. Mecánicas de cuando el rey era sota, de acuerdo, pero que encajan como guante en una fórmula que pide a gritos sus momentos de exploración reposada nave arriba y nave abajo hasta entender el escenario como un puzzle descomunal que en cuestión de minutos tocará recorrer a la carrera.
De la unión del mimo, el sentido común y la mecánica adecuada salen hijos guapos, e Infestation tiene además un hallazgo que hubiera merecido continuidad: cada marine del equipo, con sus diálogos específicos y su propio arco de personaje, representa una vida. Una vida irrepetible de la que el jugador es responsable, que deberá proteger mientras pueda y llorar cuando sacrifique. Solo la muerte de todos los soldados supone el final de la partida, pero la desaparición de cada uno de ellos pesa sobre cada minuto de juego y, aunque parezca poca cosa, este es el plus que hace a Infestation memorable. Teniendo vocación de juego sencillo, con la explotación por bandera, los desarrolladores se han molestado en estudiar la franquicia de partida y la mecánica de base hasta el punto de encajar la una con la otra en un todo afinadísimo y sorprendente. Vale que con la mitología de Alien por medio tenían media batalla ganada. Pero si este juego funciona y otros no es porque en Wayforward saben que la otra media hay que pelearla también.