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Weapon Shop de Omasse
2012
Nintendo 3DS eShop
Level-5 Inc
Papers, Please salió a mediados de 2013; Weapon Shop de Omasse, a mediados de 2012. (Originalmente; en España ha salido hace nada, ya en 2014.) El juego de Lucas Pope me vino a la cabeza desde el principio jugando a este simulador de herrero de RPG, escrito por el cómico japonés Yoshiyuki Hirai. En ambos te encargas de una tarea rutinaria y a priori poco atractiva; muchos de los aciertos de Papers, Please, los principales, seguramente, no están presentes en Weapon Shop de Omasse, pero no me saco la comparación de la cabeza. El alcance del juego de Nex Entertainment y Level-5 es muy distinto, claro (donde Papers, Please nos apunta a todos, Weapon Shop sólo busca complicidad con los que sepan pillar las referencias), pero el esqueleto es parecido: gestionar la burocracia diaria de un engranaje minúsculo en un mecanismo mayor que se nos escapa, garita de frontera soviética o tienda de armas de un RPG japonés, para mantener nuestra estabilidad financiera, manteniendo el equilibrio entre el bien de nuestros clientes y el de nuestra familia, en el caso que nos ocupa nuestro maestro herrero y nosotros mismos.
El tono es muy distinto, por supuesto. Weapon Shop de Omasse es una comedia; concretamente, es una sitcom. En eso es sobresaliente: el texto es fenomenal, los personajes que nos encontramos son geniales y las herramientas que tenemos para seguir sus historias son brillantes. La cosa va así: en el taller podemos ir creando armas que luego alquilamos a los aventureros que pasan por allí, pidiéndoles a cambio solo la promesa (cerrada por la vía legal: tienen que firmar un contrato antes de irse) de que volverán con las armas cuando su aventura termine con éxito. De nuestra pericia como herreros depende que su aventura llegue a buen puerto; por cada aventura que termine bien recibimos dinero y materiales, pero si las armas que ofrecemos no son las más adecuadas nos arriesgamos a perder el arma y el beneficio económico. Con él, la posibilidad de avanzar.
El riesgo de llegar a un punto muerto es menor que en Papers, Please, por seguir con ese símil. El tono de Weapon Shop de Omasse no necesita de eso: aquí lo importante es la coña, el seguimiento de los personajes, las historias que se desarrollan ante nosotros, simples herreros, a medida que el gran mal (heredado de una hipotética primera parte de la que se nos habla en la introducción, una metaficción genial) se acerca. Toda la carne de Weapon Shop de Omasse está en ese asador: es a través del Grindcast, un dispositivo mágico que nos permite seguir las aventuras de nuestros clientes a través de sus armas, como disfrutamos de todas las bromas, todas las referencias, una gran parte del guión que se escapa de las secciones de crafteo y conversación que tienen lugar dentro de la tienda.
Y es un texto estupendo, traducido al inglés con buen gusto, que da en el clavo más de una vez y que sabe jugar con mucha pericia a ser una sitcom, con sus risas enlatadas y sus chistes recurrentes y su desarrollo episódico. Pero algo no encaja: la creación de armas, un minijuego rítmico que tiene más peso de la cuenta, no sabe tener el peso adecuado ni acaba de fusionar bien el papel de las armas como personaje (a medida que se van de aventuras, las espadas, dagas y hachas suben de nivel, y podemos cuidarlas como si fueran ellas mismas los guerreros que las usan en combate) con las narraciones que van formando, pieza a pieza, la narración mayor, algo floja y que mira demasiado al frente: a un frente pagado de sí mismo pero que se queda en eso, en broma interna, en experimento interesante pero algo descafeinada. Lo mejor es precisamente el principio, cuando recuerda a una suerte de Papers, Please japonés; cuando no llega a ser más que una mirada simpática, amable y que no deja ningún poso a un género que siempre parece poder dar más de sí, la cosa se desinfla. Weapon Shop de Omasse no necesitaba ser una sitcom sobre nada, pero al final lo es.
Un comentario en “«Weapon Shop de Omasse» – Weapons, Please”
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