«Gravity Rush» – La gravedad del asunto

Gravity Rush

Gravity Rush
2012
PlayStation Vita
SCE Japan Studio

He jugado este Gravity Rush durante muchas, muchas horas, y confieso que en todo momento me he acordado de Captain Marvel, la serie de Kelly Sue DeConnick que en nada arranca nuevo volumen en las tiendas de tebeos estadounidenses y en tiendas digitales de todo el mundo. Me he acordado de Carol Danvers, la Capitana Marvel que da nombre al cómic, porque una de las sensaciones que el personaje describe en más ocasiones es su necesidad de dejarse llevar al límite de sus poderes para luego dejarse caer, de desconectar rumbo al vacío y luego volver a arrancarse. Esa sensación de vértigo está perfectamente plasmada en Gravity Rush, en su universo steampunk con aire de dibujicos y sus fantasías de poder perfectamente realizadas. Como la de volar a través de un mundo abierto en el que sobran los atajos y los trenes, o la de aterrizar una patada llena de inercia en la cara del monstruo de turno. Sin embargo, Captain Marvel no solo me viene a la mente por comparaciones positivas: si algo se ha quedado boca abajo en el título del Japan Studio, es la forma en que representa a sus superheroínas.

La protagonista de Gravity Rush es una joven monérrima que despierta sin recuerdos, visiblemente confundida, y vestida en bañador negro y tacones. «Un traje de superhéroe», me justifico. Al fin y al cabo, en cuestión de segundos demuestra que lo es, con sus poderes de alteración de gravedad: Kat puede utilizarlos para volar, patear culos boca abajo, lanzar objetos cercanos, y salvar la ciudad de derrumbes, monstruos salidos de agujeros de gusano y niños al borde de un precipicio. Poco importan semejantes atributos: al parecer, los únicos que significan algo son los otros. «Una chica debe tener su casa ordenada», me dice un ciudadano. «Pensaba que eras la otra, esa que tiene más… curvas», me dice otro. Aunque podrían al menos dar las gracias, entiendo que preferirían que Kate Upton se ofreciera a sacarlos de un montón de escombros. Pero lo que no entiendo es que Kat, mi propio avatar, se someta a los mismos prejuicios.

«Al menos me ha dicho que soy guapa», «¿Será este policía el hombre de mi vida?» o «Menos mal que la chica secuestrada no es su novia» le vienen a la cabeza a Kat cada vez que el juego pide paso para hacer avanzar la historia. Joder con la estética cartoonla épica de cuerdas y vientos, el regusto a Hayao Miyazaki… y su mundo en el que las mujeres que parten rocas con mirarlas se amedrentan ante un viejo verde. Sin ironías. Dan ganas de salir volando y no volver a poner los pies en la tierra… si no fuera porque en cuanto recuperas el control Kat deja de ser Kat y eres tú y tú puedes mandar al imbécil de turno que cuestiona el tamaño de tus tetas por la borda de esta preciosa ciudad.

2 opiniones en “«Gravity Rush» – La gravedad del asunto”

  1. El juego me gustó muchísimo y a mi parecer es lo mejor que ha ofrecido de momento la PS Vita.

    Por otro lado coincido en tu queja, no me gustó nada la personalidad típica de chica de anime que aunque sea fuerte finalmente es una cria inocente.

  2. Muchas gracias por comentar! Sí, lo de que es típico de chica de anime es lo primero que viene a la cabeza. Pero creo que es muy dañina por dos razones: la primera es que parece que justifica sus agresiones en base a una simplificación de su herencia cultural/ de género («es que el anime es así»), y la segunda es que precisamente por formar ese suelo crea una norma de la que no se pueden salir los que quieren hacer otras cosas («es que si no lo haces así no es anime»).

    En cualquier caso, esperamos que vuelva pronto por aquí.

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